jueves, 30 de enero de 2020

La habilidad de hacerse las preguntas correctas


De la escuela del  QUÉ a la escuela del  QUIÉN.

Etimológicamente, EDUCACIÓN deriva de dos voces latinas: educare (criar, nutrir, guiar, conducir, formar, instruir, de afuera hacia adentro) y educere (sacar, extraer, de adentro hacia afuera).

Partiendo de esta definición, ¿en qué consiste la educación realmente: en ver a nuestros alumnos como un gran contenedor que  podemos llenar de conocimientos a lo largo de toda su etapa educativa o en verlos como seres a los que podemos ayudar a descubrir y  sacar hacia fuera todos sus  potenciales y talentos?

La mayoría de los que estamos leyendo, hemos sido educados como educare, desde fuera hacia dentro, donde la escuela, la familia y  las instituciones, nos han enseñado a ser contenedores de una gran cantidad de conocimientos que se consideraron importantes como base de una buena formación integral de la persona, principalmente a través de la memoria y de la repetición. Esto ha funcionado ya que el sistema y la sociedad nos acompañaban y nos preparaban para realizar estudios universitarios y después  desempeñar trabajos en función de ellos. 

A principios de siglo, se dieron los primeros pasos de lo que se vino en llamar “innovación educativa”, donde  se intentaba dar respuesta a los cambios que se estaban produciendo en la sociedad. La educación a partir de entonces  empezó a  realizar los primeros  cambios estructurales en el qué y el cómo de la educación,  orientada hacia la justicia para llegar a todas las personas.

Educere como educación, empezó a tomar más protagonismo, sacar hacia fuera los talentos y potenciales  de los alumnos  y acompañar  para que ellos mismos  los descubran y les sirvan para aprender y, a través de ellos, poder superar sus dificultades, en definitiva, pasar de la escuela del qué a la escuela de quién.

Si ayudamos a descubrir, sacar y potenciar a través de la creatividad y observando al alumno como un ser único, nos convertiremos en una escuela donde daremos respuesta a las necesidades de cada niño, pudiendo así personalizar su aprendizaje.

Podríamos establecer un decálogo donde recoger, entre otros muchos, algunos puntos donde se intenta reflejar la esencia de la escuela del QUIEN:

  1. Ayuda a  que los niños puedan extraer (de dentro hacia fuera) todo el potencial innato que trajeron consigo al nacer, y se complementa con una enseñanza de fuera hacia dentro, donde poder adquirir conocimientos y acompañamiento.
  2. Respeta   y conoce el desarrollo natural de  los niños, pudiendo así dar respuesta a sus necesidades.
  3. Concibe a los niños como seres únicos e irrepetibles con inteligencias diversas. Considera que el hemisferio izquierdo y el derecho son igual de válidos e importantes.
  4. La escuela es el lugar donde los alumnos, a partir de su creatividad, preparan y acondicionan los escenarios para que se produzca el correcto desarrollo de sus facultades.
  5. Parte de la motivación y de los intereses de los alumnos para el desarrollo máximo de sus capacidades y proyectos personales, le ayuda a conocerse y a conocer el verdadero propósito de la vida.
  6. Favorece el aprendizaje entre iguales, la cooperación y el respeto hacia el medio y aquellos que le rodean.
  7. Acompaña a los niños en competencias, aprender a aprender, para diseñar soluciones a los problemas y estar abiertos a los cambios que la vida les plantean.
  8. Parte de una evaluación personalizada y con un carácter cualitativo donde los alumnos conocen sus progresos y parten de ellos.
  9. EL ALUMNO ES EL VERDADERO PROTAGONISTA: “A los alumnos se les ha de enseñar a pensar, no qué pensar.”(Margaret Mead)
  10. Se inspira en la confianza en sí mismos, que aprendan a quererse y aceptarse tal y como son,  como base de una educación emocional.

Ana I Matarranz Gimeno
Profesora-tutora Educación Primaria
Colegio Claret  Segovia


lunes, 27 de enero de 2020

TIC, TikTok, TIC-TAC-TEP


Si le ponemos música, podría ser el estribillo de una canción, pero no, no lo es. Son algunas de las siglas y nombres más de moda en nuestras escuelas y entre nuestros adolescentes. 

Las TIC son las Tecnologías de la Información y la Comunicación. Hace años que se han hecho presentes en los colegios e institutos, porque también lo están en nuestra sociedad. Es un hecho innegable que nuestros alumnos manejan las herramientas informáticas, las redes sociales e internet desde bien pequeños.

Ya en 2008, un estudio realizado por Apple en Estados Unidos demostraba que los estudiantes de Secundaria pasaban una media de 6,5h/día conectados a internet y que tres cuartas partes de los adolescentes utilizaban, al menos, dos aparatos digitales al día. 

Las TIC son, por tanto, el medio natural de relación y expresión de nuestros estudiantes y no podemos ignorarlas en nuestros centros, si realmente queremos acompañar el proceso de formación integral de nuestros alumnos.
Sin embargo, no debemos olvidar que estas son solo herramientas, vehículo de aprendizaje y no centro del proceso formativo. Por eso también, podremos usarlas en el aula en la medida en que ayuden a nuestros estudiantes a convertirse en protagonistas de su propio proceso de aprendizaje y a consolidar otras muchas habilidades de las llamadas “blandas” (también conocidas como soft skills), además de los conocimientos que recoge el currículo, y sin eliminar de manera definitiva otras metodologías “tradicionales”.

Si nuestros alumnos son ahora TikTokeros, ¿por qué no acercarnos a dónde ellos están para captar su atención y conseguir que se impliquen mucho más en el aprendizaje? ¿Por qué no pedirles que graben TikToks sobre la sintaxis, las leyes de Mendel o los tipos de fuerzas? Y quien dice TikTok dice Instagram, YouTube, SnapChat o cualquier otra red social. Entre el aburrimiento provocado por la desconexión y la frustración por no llegar a conectar cuando el nivel de complejidad es excesivo, se encuentra la posibilidad de trabajar la creatividad y, cuando la chispa de la creatividad aparece, el aprendizaje fluye y nuestros alumnos pueden convertirse no solo en consumidores de información, sino en artesanos de sus propios contenidos. Si es cierto que, según afirma el Foro Económico Mundial, el 65% de los alumnos que se encuentran en Primaria trabajarán en empleos que hoy no existen, entonces es verdaderamente importante que dotemos a nuestros alumnos de las herramientas necesarias para afrontar un futuro tan novedoso y lleno de oportunidades, a la par que incierto. Y eso pasa, lo queramos a no, por acercarnos a donde ellos se mueven con naturalidad. Ya lo decía san Ignacio en el siglo XVI: “entrar con la suya para salir con la nuestra”, y mucho antes san Pablo con su “me hice todo a todos” (1Co 9, 19-23).

De esta forma también podremos ayudarles a reflexionar sobre el uso de las redes sociales y de internet y a desarrollar su sentido crítico, pues es muy importante tener en cuenta que, aunque nazcan prácticamente con un móvil bajo el brazo, no tienen la madurez suficiente para gestionar la información que encuentran, para valorar los riesgos de exponer su privacidad, ni para ser conscientes de las consecuencias de compartir determinados contenidos en internet. Y ahí jugamos un papel crucial nosotros, sus educadores, tanto familias como profesores, para acompañarles en ese camino.  

Y llegamos así al final de nuestro estribillo, TIC-TAC-TEP. Cuando ponemos las TIC al servicio del aprendizaje permitiendo un proceso más individualizado con cada uno de nuestros alumnos en el centro, surgen las TAC, Tecnologías del Aprendizaje y del Conocimiento, y cuando son los propios alumnos los que, sirviéndose de las herramientas que aprendieron a manejar, son capaces de generar sus propios contenidos, trabajar en red de manera colaborativa, y sentirse responsables y actores principales de su proceso de aprendizaje, entonces hablamos de las TEP: Tecnologías del Empoderamiento y la Participación. Pero de estas escribiremos ya en futuras entradas.  

Paula Merelo Romojaro
Profesora-tutora en ESO
Coordinadora del Departamento de Ciencias
Colegio Claret Madrid

jueves, 23 de enero de 2020

El alumno como centro

EL ALUMNO COMO CENTRO

                En la filosofía tradicional, la definición de un concepto admitía dos vías. Una vía era la vía “positiva”: así se explicaba una idea o un hecho intentando poner el foco sobre la idea o el hecho mismo. La otra vía, llamada “negativa”, consiste en acotar y diferenciar aquello que no es o está fuera del concepto que se quiere definir. Esta segunda vía es la que vamos a utilizar para hablar de la “centralidad” del alumno.

                “Centralidad del alumno versus centralidad del profesor”. El profesor, los maestros y maestras tienen expectativas y necesidades. Además es legítimo y no hay nada malo en ello. Pero poner el acento en el alumno supone a veces romper con determinados razonamientos y determinadas prácticas que tienen que ver más con las necesidades (más o menos espurias) de sus profesores. Buscar alumnos “tranquilos”, “concentrados”, con capacidad para la “reflexión y la escucha”, motivados “hacia el rendimiento”, con capacidad para “dar la respuesta que esperamos”, suele hablar más de necesidades personales y profesionales de su profesor que con necesidades del propio alumno.

                “Centralidad del alumno versus centralidad de los padres”. Hace tiempo que está claro que nuestro “cliente” es el alumno. Pero nuestro cliente está tutelado, y la mayoría de las veces tutelado por personas que tienen una relación afectiva, intensa y fluctuante con nuestros alumnos (la mayor parte de los casos los padres y madres). Poner en el centro las necesidades de los padres, significa que lo que el colegio programa, planifica y dinamiza está al servicio de las necesidades de seguridad, afecto, pertenencia, etc. que son propias de una relación familiar. Y además expuestas a las fluctuaciones que una relación paterno-filial suelen tener; de protección, incluso invasiva en las primeras etapas y de fiscalización y tensión en las etapas adolescentes. Un colegio que prima estos aspectos sobre las necesidades evolutivas de los niños y niñas, no está poniendo al alumno como centro.

                “Centralidad del alumno versus centralidad de la masa”. Entendemos la masa como el conjunto de alumnos (clase, etapa, globalidad de alumnos del colegio). Educamos personas, pero queremos educar a cada persona. Cada alumno, cada alumna, lleva su propia mochila personal, evolutiva… y esto que sabemos bien a nivel teórico, a veces a la hora de programar las clases, las actividades, las excursiones, los procesos de acompañamiento, se nos olvida. El acompañamiento grupal comparte muchos elementos con el “pastoreo”, pero nuestras raíces evangélicas hablan más bien de dejar a las “99 blancas y salir en busca de la negra”. El alumno, un alumno, cada uno de nuestros alumnos debe convertirse en nuestra obsesión. La educación es un hecho social, colectivo (“hace falta una tribu para educar un niño”): todos los recursos estructurales, organizativos, personales y programáticos de un colegio tienen que tener presente esto; ¿hay algún alumno que se queda fuera? ¿todos pueden estar presentes, participar y aprender?

                En definitiva, en la era de la comunicación masiva, del Big Data educativo, de los crecientes riesgos de manipulación de grupos y de pueblos por ideologías de signo muy diferente, nuestros colegios deben girar la cabeza constantemente al individuo, a la persona, a cada alumno, y desde ahí organizar al profesorado, programar la relación con los padres, establecer las programaciones y los recursos. La centralidad del alumno, no es un “paidocentrismo ingenuo”, la centralidad del alumno es a hacer girar el sistema de sistemas que es un colegio, poniendo en el centro las necesidades y oportunidades de crecimiento de nuestros alumnos y alumnas.


Ana I. Matarranz
Gonzalo Martínez
Colegio Claret de Segovia

Inclusión igual a "p" al cubo


INCLUSIÓN = P3


En los años anteriores hemos ido renovando en los colegios nuestros procesos de enseñanza –aprendizaje introduciendo nuevas metodologías, aprendizaje cooperativo, cultura de pensamiento,… Ahora ha llegado el momento de que esa innovación nos sirva como base de un nuevo modelo de orientación que apueste por la inclusión educativa.

Desde nuestro ideario, como colegio claretiano, tenemos claro que la PERSONALIZACIÓN del aprendizaje debe ser el eje fundamental de nuestros modos de hacer. Debemos flexibilizar al máximo estructuras, agrupamientos, tiempos, materiales, evaluación,…para que la atención a la diversidad sea una realidad en nuestras aulas.


¿QUÉ ENTENDEMOS POR INCLUSIÓN?

INCLUSIÓN= P3

PRESENCIA

PARTICIPACIÓN

PROGRESO

¿Y qué INGREDIENTES necesitamos?

  1. Cambiar el rol de los especialistas del Departamento de Orientación y cambiar algunas estructuras organizativas del centro (reorganización de equipos).
  2. Dotar de iguales estructuras, estrategias y procedimientos que garanticen un aprendizaje efectivo de todos los alumnos. 
  3. Equidad: Proporcionar  a cada alumno aquello que individualmente necesita para su desarrollo.
  4. Poner el foco en las oportunidades de crecimiento de cada uno, no en las no en las dificultades, en la discapacidad, en los problemas. Conocemos y reconocemos las diferencias para incluirlas, para enriquecernos con ellas. Se rompe la dicotomía entre alumnado con discapacidad o dificultades y alumnado sin discapacidad o dificultades.
  5. Apostar por aulas más diversificadas: Tenemos presente a TODOS y programamos desde su diversidad. Las diferencias se trasladan a los materiales, a los tiempos, al currículo… y no se ponen en los alumnos.

Con este cambio de modelo estamos convencidos que conseguiremos la verdadera educación integral que pretendemos como colegios claretianos para todos nuestros alumnos: Educar a personas más sensibles y solidarias, preparadas para trabajar en equipos, para trabajar juntos a pesar de las diferencias, más empáticas, con más capacidad para adaptarse a nuevas personas y situaciones, con valores para transformar el mundo.                   

Carmen Pérez de Cossío
Orientadora Colegio Claret de Segovia

Las metodologías activas al servicio del alumno


Las metodologías activas al servicio del alumno



“Dime y lo olvido,

enséñame y lo recuerdo,

involúcrame y lo aprendo.”

Benjamín Franklin



    Desde hace ya varios años las metodologías activas van ganando cada vez más protagonismo en nuestros centros. Con estas metodologías, la enseñanza pone el foco en el alumno y es éste el que forma parte activa de su proceso de enseñanza- aprendizaje.







    Pero no debemos pensar que esto es algo novedoso o reciente; todos podemos recordar a profesores nuestros que ya por los años 80 y 90 nos motivaban con sus proyectos, con las visitas al laboratorio para mirar por el microscopio, nos animaban a hacer de periodistas y redactar una noticia sobre un partido de la Selección Española que echaban por TVE, nos llevaban al parque a recoger hojas en otoño para luego clasificarlas o nos montaban un mercado en clase donde comprar y vender productos del supermercado con monedas y billetes.

    Ahora en pleno siglo XXI se quiere apostar, más si cabe, por un nuevo estilo de enseñar que convertirá al alumno en protagonista de su aprendizaje; dejando a un lado lo memorístico y las clases magistrales; y cada vez se ocupan más horas de la jornada escolar con otras actividades que lo que buscan son además de aprender un contenido, adquirir las habilidades de este nuevo siglo.

      Podemos empezar por actividades de Aprendizaje Cooperativo, que es hacer algo en grupo para que mejore la experiencia escolar; y que pretende que todos los alumnos puedan participar y aprender independientemente de sus características personales. Además, se adquieren competencias y habilidades sociales y comunicativas para la vida. Lo podríamos resumir con la siguiente frase: “aprender para cooperar, cooperar para aprender.” Así se pueden explicar problemas en grupos cooperativos, se puede leer en pareja, actividades de Educación Física, se escriben palabras agudas o nombres propios en un folio, o palabras con gue y gui, se corrigen ejercicios para que todos los entiendan si alguno los tiene mal…









    También cada vez más profesores de nuestros colegios se forman y descubren los beneficios del Aprendizaje basado en Proyectos (ABP) que tan buenos resultados dio siempre en la Educación Infantil. En este caso, la clase se divide en rincones o grupos cooperativos de trabajo y cada grupo investiga o se hace experto en un tema o en una parte del tema; así nos encontramos expertos en lo que plantaron y cultivaron en el huerto escolar, o cada grupo es experto en una estación del año, en un planeta del Sistema Solar, o la clase se convierte en un mercado medieval de la Edad Media, en un hospital, en una cueva de la prehistoria o en un pleno del Ayuntamiento.








    Si queremos que nuestros alumnos sean críticos, organizados, reflexivos… tenemos que trabajar desde una Cultura de Pensamientodonde las rutinas y destrezas de pensamiento, los organizadores gráficos, los mapas mentales, la Metacognición sobre lo aprendido… inundan nuestros pasillos y corchos de las aulas. Ahora se ve con normalidad empezar una clase o un tema con “Qué se y qué quiero saber”, o “Veo – Pienso – Me pregunto”, comparar dos partes o aparatos del cuerpo humano, dos estaciones del año, las agudas con las esdrújulas, las formas verbales personas con las no personales, o dos filósofos con un “Compara y contrasta” …. Y terminar las clases haciendo la escalera de la metacognición para que cada alumno interiorice lo aprendido, sepa cuál fue su proceso de enseñanza – aprendizaje; y lo más importante, reflexione cómo o para qué puede utilizar ese aprendizaje en otras ocasiones.







Y no podemos dejar a un lado la teoría de las Inteligencias Múltiples de Howard Gardner que nos llevan a utilizar diferentes estrategias educativas y personalizadas para enseñar a cada alumno según el tipo de inteligencia que predomine o según lo que se quiera trabajar; así podemos tener: naturalista, verbal, cinética – corporal, visual – espacial, lógica – matemática, interpersonal, intrapersonal y musical. Por eso, si queremos tener en cuenta las diferentes inteligencias de cada alumno, debemos diversificar los contenidos para dar múltiples oportunidades de aprender; y aprender así de formas diferentes; ya que tradicionalmente sólo se tenían en cuenta lo lingüístico y lo matemático. Ahora ponemos el foco desde diversos ángulos, programamos las clases con la “paleta de las Inteligencias Múltiples” con tiempo para hablar con un compañero sobre lo que sabe de algún tema, pensar sobre lo que vamos a aprender o se ha aprendido; o hacer alguna actividaden el aula en la que haya movimiento o música que esté relacionada con el contenido; incluso los alumnos pueden escribir o cantar una canción sobre dicho contenido…

    Lo que se pretende con las Inteligencias Múltiples no sólo es programar sino también evaluar desde las mismas y comprobar el grado de adquisición de los conocimientos por parte de los alumnos; proponiendo diversos tipos de actividades, ejercicios, pruebas para que los alumnos dispongan de diferentes enfoques para demostrar lo aprendido.





    Otra de las metodologías que se utilizan con el alumno como protagonista es el modelo FlippedClassroom o también llamado Clase Invertida; en la que se transfiere el trabajo de algún proceso de aprendizaje fuera del aula y se utiliza el tiempo de clase para trabajar los aspectos en los que se necesita ayuda y la experiencia del profesor. Es decir, la explicación o toma de contacto del contenido se hace en un vídeo corto para luego hacer actividades más enriquecedoras en el aula. Se empezó a utilizar mucho en las clases de Matemáticas o de Dibujo donde en un vídeo se explica el contenido que se va a trabajar al día siguiente en el aula y que siempre tiene ahí el alumno en sus dispositivos y puede volver a ver cuándo lo necesite, incluso puede verlo todas las veces que hagan falta. Cuando al día siguiente los alumnos llegan a la clase, se empieza con las dudas, con ejercicios, con actividades en pareja o grupos… sobre dicho contenido.

    Cuando se preparan los contenidos y las actividades de aula en este modelo, hay que tener en cuenta la taxonomía de Bloom; es decir, en casa se trabajarán las habilidades básicas que no requieren la ayuda del profesor: recordar, comprender y aplicar. Y las actividades que se trabajarán en el aula, serán ya las de orden superior como son las de analizar, crear o evaluar el aprendizaje. Para ello el profesor debe elegir bien entre los contenidos que sus alumnos deben visualizar (vídeos, infografías, material didáctico…). Otra posibilidad es que el profesor cree su propio contenido, lo grabe…

    Una vez en el aula, el profesor puede dedicar unos minutos para explicar algo, revisar las respuestas de las preguntas que se han incrustado en el vídeo, razonar o discutir algunas respuestas, trabajar en parejas o grupos haciendo actividades distintas… y mientras, el profesor va pasando por los grupos que tienen más dificultades para explicar, corregir o ayudar a aquellos alumnos que, de otra manera, en casa no tendrían esa ayuda ni esa explicación.







    No nos podemos olvidar antes de terminar esta entrada, de otra técnica que cada vez está más en auge en nuestras aulas; que es capaz de motivar y de enseñar a los alumnos de una forma más lúdica; estoy hablando de la Gamificación, también llamado Aprendizaje basado en Juegos. Esta técnica de aprendizaje traslada la mecánica de los juegos al espacio del aula para conseguir mejores, resultados en la adquisición de conocimientos, mejorar habilidades; donde puede haber recompensas por conseguir acciones concretas…  Siempre tienen por objeto implicar al alumno a jugar y seguir adelante en la consecución de sus objetivos mientras se realiza la actividad. Se suelen utilizar la competición, el cooperativismo, la colaboración, la solidaridad, las recompensas… según el momento.

    Así podemos ver a alumnos y profesores disfrutando del Kahoot o del Quizizz – que son concursos o juegos de preguntas y respuestas fáciles de crear y de utilizar. El ClassDojo para la gestión del aula, del avance de los alumnos, del buen y del mal comportamiento en una clase o en el día con puntos positivos y negativos según la evolución de un alumno, de los grupos de trabajo o de la clase entera. Los Escape Room, con diferentes pruebas que los alumnos tienen que ir pasando; al solucionar cada una de ellas, se les da a los participantes un número o una letra; cuando resuelven todas las pruebas tendrán un número de varias cifras o varias letras para formar una palabra, frase o un código que abrirá un candado, un cofre o la puerta de la clase donde se han quedado encerrados los alumnos.





    Éstas son algunas de la variedad de metodologías que vez más se llevan a cabo en las aulas; pero todo gran cambio en la sociedad comienza por dar pequeños pasos dentro del sistema educativo. A veces los cambios cuestan y lo desconocido más; pero estamos formando a nuestros alumnos para que ellos también se adapten a los cambios que les tocará vivir.

Carlos Pellitero
Jefe de estudios CODEMA Gijón

martes, 7 de enero de 2020

Colegio Claret Fuensanta


Somos uno de los colegios más pequeños de nuestra Provincia. Tan sólo tenemos una línea: una pequeña familia. No obstante, somos cada año más universales. Ya contamos con 34 nacionalidades distintas que nos dotan de una riqueza cultural inusual.
Nuestro reto pedagógico se centra en la convivencia: la vivencia compartida, mostrando lo que somos y aceptando y respetando lo que son.
Cuando en septiembre arrancamos con el primer claustro dedicado a reflexionar sobre  nuestro Plan Pedagógico, dedicamos un tiempo a crear una imagen. Nuestra imagen ideal es un centro con  una puerta grande, abierta 24 horas y, con un escáner justo en la entrada para poder realizar una resonancia: hay que conocer al detalle a cada uno de nuestros alumnos. No son un número, son una persona que acarrea con una mochila y que, de nosotros depende que esa mochila sirva para afrontar la supervivencia de su vida. El claustro es su apoyo educativo incondicional y debe comprometerse a acompañar a cada uno de nuestros alumnos, orientando y ayudando en todos sus momentos vitales.
Quizá parezca muy utópico pero, ese es el camino que nos gustaría caminar. Ahora estamos en un primer paso: concienciación del claustro, información y transparencia a las familias y alumnos y, sobretodo, con muchas ganas de caminar.


Colegio Corazón de María de Zamora. Claret de Zamora


                           EMOCIÓNATE

Cuando un centro se preocupa de sus alumnos ha de tener en cuenta su educación  emocional  ya que es el punto de partida y el complemento indispensable para, por una parte asentar el desarrollo cognitivo y por otra dotar al alumno de la capacidad y la competencia  emocional que le permita afrontar la vida en el ámbito personal y profesional al terminar su etapa formativa en el colegio.
 De ahí que desde sus primeros momentos en el centro se trabaje con ellos las emociones de forma que al final de su trayecto en el centro sean capaces de saber cómo se sienten y de transmitirlo. A medida que avanzan los cursos se van complementando esas emociones con los sentimientos despertados en los oratorios al tiempo que aumenta su vivencia de Dios y van dando forma a su espiritualidad. El haber asentado los oratorios en todas las etapas escolares del centro aporta y complementa la forja de la personalidad de los alumnos avanzando en autocontrol, autoestima, empatía con el otro, confianza en sí mismos, solidaridad …..
 La puesta en marcha de los minutos de mindfulness a la vuelta del recreo en los cursos de Primaria ha aportado también consecuencias positivas fomentando el autocontrol y la relajación para la continuación de las tareas tras los momentos de excitación durante el recreo. Siguiendo en la misma línea Chuches para el alma ha supuesto un apoyo a los alumnos sintiendo el reconocimiento por parte de un compañero de clase que presta atención a todos tus gestos durante la semana y que acaba en una grabación de sentimientos positivos que recibes como regalo de uno de tus compañeros. Estas grabaciones se recogen en el canal de You Tube que tiene el centro. https://youtu.be/jm0uHdOXe6Y
Otra iniciativa que está teniendo muy buena acogida entre los más pequeños es lo que llamamos Almuerzos con corazón, ya que recibir mensajes de apoyo de su familia en el momento de abrir el bocadillo del recreo supone un lazo afectivo entre el colegio y la familia que ayuda al alumno a sentirse protegido en el ámbito escolar.
Siguiendo en esta misma línea se está dotando a los profesores de todas las etapas herramientas en lo que se denomina Intervención centrada en soluciones para que sirva de ayuda a la hora de  gestionar las horas de tutoría, resolución de conflictos dentro y fuera del aula, tutoría con padres u otras dificultades que van surgiendo a lo largo del curso.



Colegio Claret Benimaclet





EDUCACIÓN QUE CAMBIA

Colegio Claret Benimaclet
Nuestro colegio siguiendo el carisma Claretiano y atendiendo a las líneas estratégicas marcadas desde el Modelo Pedagógico Provincial atiende la realidad de cada uno de nuestros alumnos vertebrando nuestro trabajo desde el Departamento de Orientación y de la mano de la Pastoral del Centro. A través de metodologías activas y del trabajo cooperativo y por proyectos el alumno es protagonista del proceso de aprendizaje y a su vez comparte, colabora, dialoga y se retroalimenta de sus compañeros, tratando así de implantar un modelo más inclusivo. La formación y acompañamiento del profesorado, los grupos de trabajo y el diálogo de nuestros equipos docentes son vitales para llevar a cabo este proceso.


PASTORAL