martes, 31 de marzo de 2020

Carta abierta a mi profesor


MI QUERIDO PROFESOR


Mi querido profesor, mi aplauso de esta tarde irá para ti.

Mi querido profesor, en tu proverbial humildad, pensarás que los aplausos van para otros, más necesarios, más importantes, más imprescindibles, pero yo te digo que mi aplauso esta tarde va para ti.


Por tus desvelos de estos días, por tu presencia desde las 8 de la mañana para que yo pueda seguir aprendiendo. Por tu saludo audiovisual o en teleconferencia, que me hace sentir que todo está bien, que no pasa nada malo. Hoy mi aplauso, irá por ti.


Porque has hecho un esfuerzo enorme en aplicarte en esto de las nuevas tecnologías. Una cosa es hacer pequeñas incursiones en tus clases y otra muy distinta que sea el medio por el cuál intentas que yo siga aprendiendo, y no sólo yo, sino todos mis compañeros, y no sólo nuestra clase, sino todas tus clases. Nunca vi a nadie con tu capacidad para aprender tan rápido. Por esto también, esta tarde mi aplauso irá por ti.


Porque soy consciente de que tú también tienes familia, también eres padre, esposa, marido,  o hijo, o hermano, y que también pasarás por dificultades. Y a pesar de todo eso, ahí has estado, como si no te pasara nada, como si yo y mis compañeros fuera lo único importante que tienes que hacer. En otras ocupaciones lo llamarán profesionalidad. Yo lo llamo vocación. Por eso hoy mi aplauso va para ti.


Porque llegan las vacaciones, y ya estás preocupado por cómo serán las cosas a la vuelta; tú siempre eres más exigente contigo mismo que con nosotros, quieres hacerlo mejor, más fácil, quieres mejorar, y eso lo aprendemos sin que nos lo expliques. Por eso, esta tarde mi aplauso irá para ti.


Solo te voy a pedir una cosa, te voy a pedir que te cuides, que te cuides mucho. Que cuides de los tuyos, que no salgas de casa, que descanses. Te quiero ver a la vuelta cargado de futuro, cargado de emoción, cargado de esperanza.

Esta tarde, mi aplauso será para ti, porque eres imprescindible.

miércoles, 18 de marzo de 2020

Tecnología para aprender en tiempos de crisis


“Más enseña la necesidad que diez años de universidad” (Refranero Popular)



Ya es desgracia que un terrible virus ha conseguido en los colegios lo que llevamos años trabajando con poso éxito. TIC, TAC, TEP. No sé si antes del Covid-19 sabíamos lo que eran esas famosas siglas que aparecen en nuestro Proyecto Pedagógico Provincial. Desde luego, se sepa o no descifrar estos acrósticos, la realidad que estamos viviendo nos presenta de manera cruda y radical que ya hace mucho tiempo que las “nuevas tecnologías” dejaron de serlo. Para bastantes docentes ha sido darse de bruces con una realidad que se resistían aceptar. Quizássuene grandilocuente pero nada en la relación entre el mundo educativo y la tecnología será igual.


Sólo para los más despistados y por desentrañar los acrósticos: Las TICs (Tecnologías de la información y la comunicación) nos facilitan el intercambio de comunicación.Todas las redes sociales entorno a las cuales gira buena parte del mundo de nuestros alumnos y de nosotros mismos. Las TACs (Tecnologías del aprendizaje y el conocimiento) hacen referencia al uso de las tecnologías como herramienta educativa y formativa. Sobre ellas quiero detenerme en este artículo.Y el último de esta trilogía, las TEPs (Tecnologías del empoderamiento y participación) persigue la incidencia social y la autorrealización personal.


El confinamiento en nuestras casas nos ha llevado a todo el mundo educativo al Teletrabajo y a la educación a distancia. “Las clases se suspenden pero no el aprendizaje” hemos escuchado a más de un consejero autonómico de educación. Lo cierto es que los colegios están librando una batalla digital para que las aulas y patios vacíos no sean sinónimo de vacaciones.

Nadie puede alegar sorpresa o desconocimiento. Las tecnologías del aprendizaje y el conocimiento (TAC) estaban en las agendas y en los planes estratégicos de todos los equipos educativos que se hubieran preguntado por sus colegios y la educaciónen el futuro más inmediato. En un abrir y cerrar de ojos, el coronavirusha puesto encima de la mesa, con una actualidad inaplazable y radical, cuestiones que llevábamos un tiempo demasiado largo buscando respuestas y queriendo no equivocarnos con las decisiones más adecuadas. Quizás siendo demasiado prudentes.


2006, hace 14 años que la Unión Europea nos hablaba ya de la Competencia Digital como una de las ocho Competencias Clave necesarias para la Formación a lo Largo de la Vida. La competencia digital se apoya en “las habilidades del uso de ordenadores para recuperar, evaluar, almacenar, producir, presentar e intercambiar información y para comunicar y participar en redes de colaboración a través de Internet” (EuropeanParliament and the Council, 2006).


Nuestras plataformas virtuales echan humo, tanto como algunos profesores. No sé si haremos bueno el refrán que “más enseña la necesidad que diez años de universidad” pero esta situación que estamos viviendo va cambiar necesariamente el rol del profesor, su vinculación con la información y las metodologías de enseñanza. Estoy seguro que se valorará mucho más la tarea del educador pero también que no se volverá a dar clase igual.


Esta crisis va a poner al descubierto la competencia digital de nuestros claustros y de nuestros alumnos. Va a retratar a nuestro sistema educativo, administraciones políticas y a nuestras instituciones educativas respecto a las Tecnologías del Aprendizaje y el Conocimiento.

Aparecen temas no menores. El primero es que si un porcentaje de alumnos no puede acceder a las herramientas de educación online, porque no disponen de los equipos necesarios o de una conexión a internet estable, se rompería el principio de igualdad y equidadeducativa.


Los gigantes informáticos, Microsoft y Google, y muchas plataformas educativas, editoriales han puesto sus recursos al servicio de la comunidad educativa en abierto. Es muy de agradecer. Siempre hay quien en una crisis es capaz de ver una oportunidad. Quizás nosotros también.


Sin ir tan lejos, un compañero de Segovia, Abraham Gutiérrez (@Abraham_abe24)comparte en una infografía: “Educar en tiempo del corona” algunas reflexiones que me parecen muy acertadas para estos días. Ánimo a todos y cuidaros.

domingo, 15 de marzo de 2020

Coronavirus


POR UN METRO Y MEDIO DE ESPERANZA



Un metro y medio…

Esa es la distancia de moda. Esta mañana he ido a por el pan, y la larga cola guardaba escrupulosamente un metro y medio entre uno y otro.

Un metro y medio…

De seguridad, de respeto, de esperanza.

Nunca hemos tenido tanto, tan cerca.

En un metro y medio de tiempo superaremos esta crisis, en un metro y medio estaremos de vuelta en las aulas, en la calle, en los trabajos, en la calle…

En un metro y medio tienes a tus profesores, sólo tienes que abrir el ordenador.

En un metro y medio están tus padres, tus hijos… un libro, un beso.

Un metro y medio es lo que nos separa de todo lo que necesitamos para crecer.



Ninguna época ha sido tan fácil y ninguna época ha sido tan dura.

Un solo virus fuera de control ha puesto en jaque todo el sistema social y económico que hemos tardado dos siglos en construir. Un solo virus ha puesto de manifiesto que todo es tan débil como sospechábamos. En un metro y medio se nos han ido personas, da igual si mayores, enfermas o no... personas, seres humanos con sus vidas, sus historias, sus amores. Ahora están a menos de metro y medio del Padre.

Pero a la vez, este momento de dificultad ha puesto de manifiesto otras muchas cosas.

El sistema, a la vez que débil, es flexible y por lo tanto resistente.

Donde hay miedo, siempre aparece la valentía, de personas concretas, de colectivos, profesionales que están siendo fieles al juramento de su profesión. Es su tarea, sí, es cierto, pero nadie les obliga a lo extraordinario, y es eso lo que están haciendo, algo extraordinario.

Donde hay dudas, aparece un pueblo que confía. Confía en sus dirigentes; sin color político, sin ideología. Son nuestros líderes, ni mejores ni peores que otros, son los que hemos elegido. El líder nace, pero también se hace; buen crisol.



Momento de oportunidades; momentos de superación; momento de reconocimientos colectivos. Pero sobre todo, es el momento de las personas, de cada hombre, de cada mujer. Es el momento de hacer que ese metro y medio sea la diferencia entre “ser humano” y no serlo.

Nunca tan poco significó tanto.

Y en nada, volveremos a vernos, a crecer juntos, a besarnos, abrazarnos… en metro y medio, volveremos a sonreír.