Si le ponemos música, podría ser
el estribillo de una canción, pero no, no lo es. Son algunas de las siglas y
nombres más de moda en nuestras escuelas y entre nuestros adolescentes.
Las TIC son las Tecnologías de la
Información y la Comunicación. Hace años que se han hecho presentes en los
colegios e institutos, porque también lo están en nuestra sociedad. Es un hecho
innegable que nuestros alumnos manejan las herramientas informáticas, las redes
sociales e internet desde bien pequeños.
Ya en 2008, un estudio realizado por Apple en Estados Unidos demostraba que los
estudiantes de Secundaria pasaban una media de 6,5h/día conectados a internet y
que tres cuartas partes de los adolescentes utilizaban, al menos, dos aparatos
digitales al día.
Las TIC son, por tanto, el medio natural de relación y expresión
de nuestros estudiantes y no podemos ignorarlas en nuestros centros, si
realmente queremos acompañar el proceso de formación integral de nuestros
alumnos.
Sin embargo, no debemos olvidar
que estas son solo herramientas, vehículo de aprendizaje y no centro del
proceso formativo. Por eso también, podremos usarlas en el aula en la medida en
que ayuden a nuestros estudiantes a convertirse en protagonistas de su propio proceso de aprendizaje y a consolidar
otras muchas habilidades de las llamadas “blandas” (también conocidas como soft skills), además de los
conocimientos que recoge el currículo, y sin eliminar de manera definitiva
otras metodologías “tradicionales”.
De esta forma también podremos ayudarles a reflexionar sobre el uso de
las redes sociales y de internet y a desarrollar su sentido crítico, pues es
muy importante tener en cuenta que, aunque nazcan prácticamente con un móvil
bajo el brazo, no tienen la madurez suficiente para gestionar la información
que encuentran, para valorar los riesgos de exponer su privacidad, ni para ser
conscientes de las consecuencias de compartir determinados contenidos en
internet. Y ahí jugamos un papel crucial nosotros, sus educadores, tanto
familias como profesores, para acompañarles en ese camino.
Y llegamos así al final de
nuestro estribillo, TIC-TAC-TEP.
Cuando ponemos las TIC al servicio del aprendizaje permitiendo un proceso más
individualizado con cada uno de nuestros alumnos en el centro, surgen las TAC,
Tecnologías del Aprendizaje y del Conocimiento, y cuando son los propios
alumnos los que, sirviéndose de las herramientas que aprendieron a manejar, son
capaces de generar sus propios contenidos, trabajar en red de manera
colaborativa, y sentirse responsables y actores principales de su proceso de
aprendizaje, entonces hablamos de las TEP: Tecnologías del Empoderamiento y la
Participación. Pero de estas escribiremos ya en futuras entradas.
Paula Merelo Romojaro
Profesora-tutora en ESO
Coordinadora del Departamento de Ciencias
Colegio Claret Madrid
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