lunes, 12 de diciembre de 2022

INCLUSIÓN, ¿ESTAMOS EN CAMINO?

Muchas son las definiciones que hoy en día nos podemos encontrar en torno a este “novedoso” concepto, a través de cualquier medio. Muchos son los expertos que ofrecen su sabiduría a los docentes sobre los principios básicos de la INCLUSIÓN en su faceta escolar. Artículos, recortes de prensa, webinars, charlas, cursos, etc. todos ellos centrados en dejar claros los pilares del DUA (Diseño Universal para el Aprendizaje). Incluso la UNESCO nos define el proceso inclusivo como un derecho fundamental del niño, capaz de satisfacer sus necesidades educativas de aprendizaje y que enriquezca sus vidas, teniendo en cuenta sus fortalezas y debilidades, sus esperanzas y sus expectativas.

Por tanto, la educación, contempla la necesidad de identificar y responder a la diversidad de todos y cada uno de los estudiantes que se educan en nuestros colegios y a sus familias, para lo cual es fundamental llevar a cabo cambios importantes en el paradigma educativo y modificaciones reales en el aula.

Pero lo verdaderamente difícil de todo este proceso formativo radica en encontrar la manera ideal, real y efectiva de llevarlo a la práctica diaria de nuestras aulas y, esa ansiada información no es nada fácil de encontrar, no hay una ingeniosa herramienta que nos permita implementarlo en nuestra práctica docente de manera sistemática.

Es necesaria una adecuación global del modelo educativo, me explico: “señores y señoras hay que atender TODAS LAS NECESIDADES de nuestros alumno/as” y cuando digo TODAS, no me refiero solo a las académicas, sino también a las necesidades emocionales, de accesibilidad, las emocionales, las circunstanciales, las étnicas, las personales, las sociales, las familiares, etc. Esto nos hace pensar, ahora más que nunca, que la educación es un derecho de todos y no un privilegio para algunos cuyas situaciones les mantiene dentro del Sistema Educativo por sí mismos.

La Educación Inclusiva elimina cualquier obstáculo o barrera que se intente poner frente a un alumno. Garanticemos pues, el acceso veraz a una educación de calidad y por supuesto desde el corazón, carisma claretiano.

Partiendo de esta breve reflexión, aludiendo a la personalización del aprendizaje y junto con mi práctica docente, me atrevo a decir que “todos los niños y niñas de un aula tienen Necesidades Educativas Especiales” nuestros alumnos requieren atención en función de sus necesidades; Juan que ha perdido a su abuelo es un niño con NEE, María que no entiende hoy las ecuaciones de segundo grado, también presenta NEE, Manuel con un desfase curricular de 2 años, Anita con problemas de conducta necesita un lugar en su aula, Anabel cuyos papás están en un proceso de separación… y así cada uno de los niños y jóvenes que tenemos en nuestros colegios claretianos.

Ante tales necesidades, los DEPARTAMENTOS DE ORIENTACIÓN CLARET están en plena formación-actuación, pues ya sabemos que no hay otro camino posible para poder llegar al destino elegido y en el cual creemos.

La CODOCENCIA que llevamos a cabo en el Colegio Claret de Aranda desde hace ya varios años en todas nuestras etapas, no es un experimento organizativo, ni un invento pedagógico de la LOMLOE, sino más bien es un grandísimo beneficio tanto para el alumnado como para los propios docentes. Es una práctica cooperativa apoyada en el diálogo, que multiplica las posibilidades de éxito de nuestros alumnos y muchos son sus beneficios; reduce el estrés tanto del profesor como del alumno, el aprendizaje se hace más activo y dinámico, se atienden las necesidades de cada educando de manera personalizada dentro de su propio aula sin que nadie se pueda sentir señalado por sus circunstancias, controla eficazmente las conductas potencialmente disruptivas, los docentes pueden combinar destrezas muy diferentes para conducir a los alumnos a la comprensión de los saberes básicos, entre otras ventajas.

Cierto es que nuestros inicios tampoco fueron fáciles, pues compartir espacio y proyecto no siempre es alentador, pues depende, en gran medida, de la disposición y el carisma de cada docente, así como de su capacidad cooperativa. Pero con el tiempo hemos aprendido mucho y creemos que tienen que existir ciertos principios básicos para llevar a cabo una CODOCENCIA de calidad, pues es mucho más que tener dos profesores dentro de un aula:

-          Lo primero de todo tiene que existir una buena relación entre los docentes que van a compartir espacio, tiene que haber complicidad entre ellos para que la clase fluya adecuadamente, si no es así, es mejor no pasar al segundo paso.

-          Lo segundo ha de ser la elaboración de las programaciones de aula de manera conjunta, esto se hace muy complicado debido al escaso tiempo del que se dispone, por lo que, si no es posible, la programación será bien conocida por los dos, con dominio general de la misma.

-          Comunicación a las familias de la manera de trabajar con sus hijos, los padres de todos los alumnos valorarán positivamente esta práctica en beneficio de todos, pues evita hacer sentir a alguien especialmente vulnerable.

-          Seguimiento y control del desempeño a través de un informe trimestral que le llega al tutor con toda la información necesaria y relevante sobre su grupo, lo que le facilita las tutorías con las familias.

-    Evaluación y propuestas de mejora en un informe final, una vez se han detectado las posibles dificultades, ofreciendo soluciones potenciales.

A pesar de ser una práctica ya instaurada en nuestro Centro, también podemos observar aspectos que nos han dificultado este modelo de CO-ENSEÑANZA; la resistencia al trabajo colaborativo entre docentes, la desconfianza del profesor titular de la asignatura hacia otros compañeros, la falta de tiempo de coordinación entre ambos, la sobrecarga de trabajo a la que actualmente estamos expuestos reduciendo el tiempo para la formación, sin olvidar la cultura escolar tradicional basada en el trabajo individualizado.

Creemos ciegamente en los VALORES INCLUSIVOS Y DE EQUIDAD; un aula basada en el respeto por la diversidad, en la que prima el derecho a la igualdad, la confianza mutua entre todos sus miembros, la participación sin miedo alguno, la sostenibilidad de la propia Comunidad Educativa, en la que se usen múltiples formas de presentación, de expresión y por su puesto de motivación para poder afirmar que la Educación inclusiva es un DERECHO de todos/as, con lo cual… SÍ, ESTAMOS EN CAMINO.

 Laura Brogeras Zapatero
 Orientadora EPO y Coordinadora del Departamento de Orientación
 Claret-Aranda