domingo, 26 de abril de 2020

Los diez mandamientos del profesor sano en la era de la tele-docencia




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Cómo defenderse de la ansiedad, el cansancio, el desencanto, el sentimiento de inutilidad en un momento donde todo el contexto es ansiógeno, el trabajo se ha multiplicado, la incertidumbre provoca desencanto y uno no siempre sabe si lo que hace sirve para algo.

Una tecnología suficientemente desarrolla no se diferencia
en nada de la magia.

1.       Amarás tu vocación sobre todas las cosas, sabrás que tu profesión es la más sagrada de todas porque es la que puede hacer real un futuro mejor.

2.       Trabajarás como si cada alumno fuera el mejor del mundo, como pintor de esperanza, verás en ellos lo que pueden ser, y les convencerás de que pueden serlo.

3.       Tendrás para los demás la misma paciencia que tengas contigo, nadie lo sabe todo, tú tampoco, tu tarea sólo tiene sentido cuando hay espacio para el error.

4.       Respetarás tu vida tanto como la de los demás, respetarás tu tiempo de trabajo, porque es la manera de respetar a tu familia y a los tuyos. Porque es la única manera de que entiendas que los demás también la tienen.

5.       Trabajarás para vivir, no vivirás para el trabajo, organizarás tu casa para que el ordenador no se apodere de todas las cosas, de todas las habitaciones, de todas las horas.

6.       Tendrás a raya tu ego. Recordarás cada mañana que eres uno de muchos, que hace falta un pueblo para educar a un niño. Confiarás que donde tú no llegues llegará el otro. Te fiarás de tu equipo. Eso matará todas tus ansiedades.

7.       Evitarás improvisar. Tendrás un plan del día, organizarás tu trabajo, pensarás la tarea, es la mejor forma de ser creativo. Recordarás cada día que si no hay emoción, no hay aprendizaje significativo.

8.       Conocerás a cada uno de tus alumnos, sabrás lo que pueden hacer y lo que no, lo que les puede gustar y lo que no, lo que les va a costar y lo que no, y sabrás reconocérselo.

9.       Disfrutarás del trabajo al final de cada día, sabrás que lo que estás haciendo tiene mucho mérito. Encontrarás la forma de darte un aplauso, de premiarte, y de dar un aplauso a tus compañeros.

10.   Pensarás en todos y cada uno de tus alumnos por lo menos una vez al día. Especialmente, cuando programes algo, lo primero que pensarás es si el más débil de tus alumnos lo podrá hacer.


Estos 10 mandamientos se resumen en dos:

-          Trabajarás para crear vínculos. Como buen educador que eres, sabrás cuidar y hacer crecer el vínculo con todos tus alumnos y con tus compañeros.
Dominarás la técnica, hasta que parezca magia, sabrás que el pincel de Picasso jamás habría pintado el Guernica si no hubiera estado en las manos de Picasso.

Gonzalo Martínez Vázquez
Director de Infantil Colegio Claret de Segovia
Asesor Pedagógico del Equipo de Titularidad de la Provincia Claretiana de Santiago

domingo, 19 de abril de 2020

El arte de evaluar en tiempos difíciles


EL ARTE DE EVALUAR  


La EVALUACIÓN no solo consiste en poner una nota o valor al final de un trimestre o un proceso. El carácter de la evaluación debe estar orientado hacia la detección de necesidades,  a la mejora de los niveles de inclusión del alumno y  en el diseño de acciones concretas e individualizadas para alcanzar  una evaluación socialmente  justa, que  contribuya  a generar en el estudiante conciencia social y fomentar su sentido crítico, creativo y constructivo. Es entonces cuando LA EVALUACIÓN se convierte en  ARTE.


En nuestro día a día los profesores contamos  a parte del casi desterrado y mal visto examen tradicional, con una gran cantidad de herramientas e instrumentos que nos permiten realizar una evaluación  más  justa. Hablamos de las listas de cotejo, los portfolios, rúbricas, dianas, diarios de aprendizaje... Además  de la heteroevaluación realizada por el profesor, intentamos  tener   en cuenta otros tipos,  como la autoevalaución donde el alumno tiene la oportunidad de evaluase a sí mismo, la coevaluación que da la oportunidad de evaluarse entre ellos.

En los momentos que estamos viviendo ¿podemos  realizar una evaluación justa para todos y cada uno de nuestros alumnos? ¿Contamos con todos los medios para lograrlo?

Debemos seguir evaluando en la distancia, sin la presencia física y el contacto directo con nuestros alumnos, a través de una pantalla con la dificultad de poder percibir sentimientos, emociones y  sus estados de ánimo. Esto genera en el profesorado una presión y preocupación en condiciones óptimas, y ahora aún más.

Los profesores hoy seguimos con nuestra misión,  prestar  atención a la situación de cada  uno y así poder realizar un registro del proceso  a través de los procedimientos elegidos con DELICADEZA.

Nuestra propuesta es clara, vemos la EVALUACIÓN ahora más que nunca como UNA AYUDA A NUESTROS ALUMNOS, un instrumento que nos permite  acercarnos a ellos, aún estando lejos, que ellos no lo perciban como enemigo si no   como un aliado.  La evaluación como AYUDA es un reto,  ayudar es más sutil y complejo que chequear y calificar. Hacer de la evaluación un proceso que  se centre en ser ayuda, para que el estudiante siga aprendiendo mejor.

Los profesores hoy, EN CONFINAMIENTO, pensamos, sentimos y actuamos para seguir manteniendo la evaluación como un ARTE.


Ana Isabel Matarranz Gimeno
Tutora del 3º ciclo de  Educación Primaria/ Especilaista en audión y lenguaje
Colegio Claret de Segovia

martes, 14 de abril de 2020

El profesor en los tiempos del Tele-trabajo


¡Ay, mi clase! La tele-educación.


En España el 8% de las empresas emplea el teletrabajo y sólo un 3% de los trabajadores lo practicaba. Por la propia naturaleza de la educación,en nuestros colegios, el teletrabajo, el convertir la casa en clase, no era algo habitual. No sé si después de más de un mes de experiencia se puede dar por bueno el dicho que a grandes males ¿la tele-educación es un gran remedio?


La inexperiencia es un riesgo. Hemos debutado en un entorno de urgencia y precipitación junto con unas circunstancias que obligan a compartir con el resto de la familia los espacios domésticos y los medios tecnológicos. La capacidad de adaptación de los docentes es evidente, pero una vez más, como en tantos otros cambios educativos,con un coste personal y profesional: estrés y ansiedad.


No es fácil desconectar. La mayoría de los profesores cuentan que han dedicado muchas más horas de las habituales a la tarea docente en esta situación de confinamiento. Somos un gremio con un alto sentido de la responsabilidad profesional y buscamos la excelencia. Si en condiciones normales no es fácil desconectar, somos profesores  24/7, las veinticuatro horas del día y los siete días de la semana, con la tele-educación todavía peor. Tenemos que organizarnos con el resto del claustro delimitando tareas a la vez que hacemos una gestión realista del tiempo que nos va a llevar realizarlas, somos novatos. Nuestro trabajo impacta directamente en otros, nuestros alumnos y sus familias, la mayoría en situación de excepcionalidad como la nuestra, es fundamental establecer tiempos y momentos para salvaguardar nuestro espacio personal y familiar. Los que tenéis niños pequeños tenéis una vacuna contra este mal junto con una dificultad sobreañadida.



No podemos perder de vista que nuestros alumnos y sus familias también están viviendo la misma situación de excepcionalidad, nuestros problemas son sus problemas. Esta pandemia está poniendo a prueba a todas las familias. Nunca hemos pasado tanto tiempo juntos en casa. Los roles de padre, madre, profesor, acompañante, animador de actividades, “policía” se viven inexorablemente entre cuatro paredes, también 24/7. Lo prioritario es la salud física y simultáneamente, la salud mental. La nuestra y de nuestra familia, la de nuestros alumnos y su familia. No seamos elementos disruptivos y estresantes en el difícil equilibrio de los hogares propios y ajenos.


Nuestros colegios no son solo un lugar de trabajo. La educación no es sólo la transmisión de enseñanzas y contenidos académicos. Me atrevería indicar que una de las grandes dimensiones de la educación es la relacional. La relación y el reconocimiento son ejes vertebradores del acto educativo. Educar se entiende como una relación, donde los procesos de socialización y de aprendizaje son significativos si se construyen vínculos. Todo ello con el objetivo de facilitar a los niños y jóvenes el desarrollo de competencias sociales interpersonales que favorezcan una convivencia saludable, y un desarrollo personal y social.Todas las historias de valor educativo tienen algo en común: la conexión especial que es el vínculo entre el maestro y el alumnoCfr. “Educación relacional. Diez claves para una pedagogía del reconocimiento”, de Arnoldo Cisternas Chávez y Joan Quintana Forns.




El convertir cada casa en una clase, la educación a distancia, conlleva un déficit relacional básico entre el docente y el alumno, entre los propios alumnos entre sí y, por último, entre el propio equipo de educativo, claustro de profesores. La educación no es un acto individual, siempre es un dinamismo colectivo. Crear estos dinamismos educativos, cada uno desde su casa, es más complicado porque además de sentirte aislado falta la motivación y apoyo que genera el grupo. Es necesario buscar fórmulas que consoliden el vínculo educativo y el compromiso por el mismo. Reuniones con el resto del equipo docente son esenciales para la coordinación, compartir dificultades y buenas prácticas.


¡Cuidado! He leído a algún experto que teletrabajar engorda, entre otros riesgos para la salud. Podríamos denominarlo el“síndrome del frigorífico”. Que en cualquier momento dela jornada laboral pueda estar la comida accesible y no siempre comida sana, desequilibra el balance calórico. Si le unimos las mayores dificultades par realizar ejercicio físico, se genera un cóctel maléfico. Quizá arrastres problemas musculares y dolor de espalda, la ausencia de ergonomía de nuestros “despachos domésticos” completan el cuadro de los peligros físicos del traslado de la clase al hogar.


Debemos confesar a estas alturas que nadie quisiéramos estar teletrabajando. No queremos trabajar a distancia pero nos obligan las circunstancias.  Si escuchamos a los expertos nos dicen que el teletrabajo altera una importante cantidad de aspectos de la vida laboral, familiar y cotidiana e introduce novedades en los modos tradicionales de gestión y organización del trabajo que pueden derivar en problemas de salud como estrés, adicción al trabajo, problemas musculares, aislamiento social, etc.


Es lo que toca y como en tantas otras ocasiones solventaremos, y con nota, esta situación no deseada. Aprendemos rápido.Confiemos poder evitar los riesgos del teletrabajo sin salir muy perjudicados en el intento y tras las vacaciones suspirar cada mañana: ¡Ay, mi clase!





Adolfo Lamata Muyo
Coordinador Pedagógico
Equipo Titularidad Claretianos
Provincia de Santiago


lunes, 6 de abril de 2020

Los riesgos de exclusión en un escenario online


Llevamos ya prácticamente un mes encerrados en casa y entre las muchas consecuencias que esto ha tenido se encuentra la de intentar mantener el ritmo escolar lo más normalizado posible dentro de lo anormal de esta situación.
Para muchos de nosotros, docentes, ha supuesto el empujón definitivo que necesitábamos para zambullirnos en las nuevas tecnologías: estamos aprendiendo a sacar mayor rendimiento a las plataformas que ya manejábamos a un nivel más básico, estamos rescatando recursos cuya existencia nos sonaba, pero nunca habíamos tenido tiempo de explorar, estamos descubriendo plataformas y aplicaciones totalmente desconocidas hasta ahora… y no lo estamos haciendo mal. De hecho, el eco de muchas familias es que sus hijos están incluso más motivados que antes. Les gusta conectarse a clase por videoconferencia, acceder a las tareas por el ordenador, tener que elaborar materiales utilizando las TIC, etc.
Sin embargo, todos estamos también echando de menos a algunos de nuestros alumnos. Ese gran ojo del “Gran Hermano” que tienen nuestras plataformas educativas nos dice que no se han conectado ni una vez, o muy pocas, en todo esto tiempo. Y nos preguntamos qué les estará pasando. Las historias son muy diferentes y, por tanto, las razones, muy diversas, pero esta situación que vivimos está, sin duda, dejando al descubierto una realidad que no podemos obviar: la brecha digital.  

El Alto Comisionado contra la Pobreza Infantil (ACPI) acaba de sacar un estudio que tiene por título Brecha digital y pobreza infantil en el que, según datos del Instituto Nacional de Estadística y el Informe Pisa de 2018, nos presentan la triple desventaja digital de los niños y adolescentes en hogares más vulnerables: el acceso a internet, los dispositivos y el uso de las TIC.

Según los datos de este estudio, el 9,2% de los hogares con niños y adolescentes con rentas más bajas carecen de acceso a internet, frente al 0,4% en los hogares con rentas más altas. Sin embargo, el 83% de los hogares con menos ingresos tiene acceso a internet mediante móviles, que no son siempre los dispositivos más adecuados para estudiar y trabajar.

El 23% de los hogares con rentas más bajas no tiene un ordenador en casa y un 48% de estos hogares no tiene acceso a tableta. Sin llegar a las rentas más bajas, todos tenemos alumnos que comparten un único ordenador con varios hermanos y los padres, que ahora también teletrabajan.
El estudio plantea además que, sin embargo, estos niños con acceso a internet casi exclusivamente mediante el móvil, hace un uso intensivo del mismo, aunque la mitad no se conecta nunca o casi nunca para hacer los deberes. Por el contrario, en los hogares con rentas más altas, el uso es menos intensivo y con fines educativos con mayor frecuencia. El estudio explica estas diferencias, entre otros factores, por la menor participación en actividades extraescolares de estos menores y porque sus padres carecen de tiempo o capacidades suficientes para acompañar la conexión de sus hijos, lo que disminuye la calidad de la misma.  

La carencia de dispositivos y conexiones a internet se está intentando paliar mediante iniciativas solidarias y otras gubernamentales de urgencia, al menos en forma de pequeños parches. A nosotros, sumergidos en esta crisis como estamos, nos toca extremar la creatividad para encontrar maneras de llegar a todos, pues, tal y como marca nuestro Ideario, nos preocupamos por atender a los más desfavorecidos de nuestros centros (Ideario 6.2.) y somos conscientes de que la educación implica, por parte del educador, adaptarse al alumno, a su ritmo de aprendizaje y a sus peculiaridades personales (Ideario 18.3).  Así, debemos buscar alternativas al trabajo online, flexibilizar plazos y formatos, y tratar de hacernos presentes para sostener y animar, intentando de esta forma minimizar el impacto de la brecha digital entre nuestros alumnos. 

Además, a la luz de los datos del informe del ACPI creo que también tenemos una tarea a más largo plazo, una vez pase esta crisis. Se me ocurren dos reflexiones:  
La primera sería que, como educadores, debemos acompañar y educar a nuestros alumnos en el uso de internet. A veces caemos en el error de que, por ser nativos digitales, ya se lo saben todo en este campo y, más que nunca en este momento, nos estamos dando cuenta de que no es así. También en esto necesitan que les orientemos y les ayudemos a hacer un uso adecuado de internet, ya que adquirir estas habilidades no solo afecta a sus posibilidades de aprendizaje e interacción presentes, sino también a sus oportunidades educativas, sociales y laborales futuras.
En segundo lugar, a la luz de lo que nos comentan muchos padres y constatamos en nuestros alumnos, que las TIC-TAC-TEP funcionan y ayudan a incrementar su motivación, así como su centralidad y responsabilidad en su proceso personal de aprendizaje: perdámosles el miedo, hagamos uso frecuente de ellas en nuestras clases. ¡Avancemos en la implantación de nuestro modelo TIC!
No dejemos que todo lo aprendido en estos días caiga en el olvido a la vuelta.
¡Fuerza y ánimo!           #JuntosVenceremos                  #Yomequedoencasa

Paula Merelo Romojaro
Colegio Claret Madrid