miércoles, 30 de junio de 2021

FELIZ VERANO EDUCADORES... LO MERECIMOS

 

BENDITA (A)NORMALIDAD

  

Yo tengo la impresión, no sé si la comparten conmigo, que se abusa del adjetivo “histórico”. Pregonan los medios de comunicación: un resultado histórico, un acuerdo histórico, un acontecimiento histórico. No sé si el día 11 de marzo de 2020 es merecedor de tal apelativo, “histórico”, pero no creo que haya ningún profesor, alumno y padre que podamos olvidar esa fecha. El Covid trastocó nuestro mundo y, por su puesto, todo lo que era normal hasta ese momento en la vida de un colegio.

 

Estamos celebrando el final de un curso un tanto desconcertante e híbrido, donde un minúsculo virus ha sido capaz de matar a millones de personas en poco tiempo y cambiar nuestra forma de entender la vida y relacionarnos. Transitamos en medio de una crisis humanitaria, sanitaria y económica en todo el mundo.

 

El confinamiento, los dos metros y la distancia social ha acelerado el proceso digital y nos ha demostrado que éramos más resilientes de lo que pensábamos. Ha modificado nuestra manera de compartir, de comunicarnos, de trabajar, de hacer planes.

 


Nos ha obligado a aprender a gestionar emociones para las que no estábamos preparados y a profundizar en nuestra inteligencia emocional. A hacer frente a pérdidas de seres queridos en duelos silenciosos y desde la distancia.

 

Un virus que puso patas arriba nuestra vida cotidiana y nos recordó que a menudo el destino hace planes sin considerar los nuestros, que es muy difícil vivir sin el calor de la familia, los amigos, los compañeros. ¿Quién nos iba a decir que hasta echarías de menos ir a clase?

 

Ojalá esta pandemia haya servido también para saber cuáles son los aprendizajes más importantes que como colegio podemos proporcionar.

 

¿No sé si son de los que piensan que la pandemia nos va a hacer mejores como sociedad? Quiero se optimista y deseo que este virus, que tanto nos ha hecho sufrir y castigado, que tan diferentes ha hecho nuestros últimos meses en el colegio, consiga hacernos mirar hacia el centro de todo: el ser humano. Forma parte de nuestro ideario y es nuestro deseo como colegios claretianos educar para la vida en toda su integralidad, y ello incluye la consideración compasiva y solidaria hacia otros. Incluye la sensibilidad hacia los que más sufren, hacia los excluidos y empobrecidos. Una mirada fraternal y cristiana del mundo.

 


Me consta la dedicación que nuestros colegios han puesto en cuidar lo emocional, la salud, el encuentro interpersonal que construye, que ayuda a crear convivencia y comunidad.

 

Quiero pensar que como colegio hemos contribuido a dotar a todos nuestros alumnos de las competencias necesarias para poder hacer frente a la vida y a la adversidad. Para hacer frente al cambio y la incertidumbre con valentía e ilusión y, junto con los demás, saber vivir en equilibrio entre los sueños y el esfuerzo.

 

Volver a la normalidad es el deseo de muchos y puede que también el de los que estáis leyendo estas palabras. Permitidme discrepar, antes de la pandemia no todo iba bien, no volver a la normalidad anterior debe ser la consigna educativa que nos una mundialmente. Necesitamos descubrirnos como personas que aprendieron e hicieron de esta crisis una escuela para la vida plena, para la solidaridad global y para el gozo de encontrarnos en la cercanía o en la distancia.

 


Las circunstancias que nos ha tocado vivir nos hace caer en la cuenta de lo importante que es una actitud constructiva ante la vida. Buen descanso y buen verano. Recordad el lema que nos ha acompañado este año: “Arriba los corazones”.


Adolfo Lamata Muyo cmf
Coordinador del Área Pedagógica
Equipo de Titularidad
Colegios Claretianos de Santiago

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