martes, 26 de octubre de 2021

EL CAPÍTULO GENERAL Y LA EDUCACIÓN

 ¿QUÉ SUEÑA DIOS PARA LOS CLARETIANOS?

Quizás muchos sabéis que este verano los Misioneros Claretianos hemos tenido nuestro XXVI Capítulo General. Cada seis años nos paramos a revisar nuestra andadura como Congregación, identificando las semillas de vida pero también la “cizaña” y debilidades que suponen desafíos y retos para el futuro. Pensando en el 2027 nos hemos preguntado ¿cuál podía ser hoy el sueño de Dios sobre la Congregación? ¿Qué Congregación nos gustaría encontrar al final de este sexenio, cuando se celebre el próximo Capítulo General? Un sueño de Dios que se convierte en proyecto de vida y Misión.



Ha sido un camino sinodal, palabra de origen griego que significa caminar juntos. A pesar de la pandemia a lo largo de todo el mundo en la preparación del Capítulo se han producido centenares de conversaciones entre los claretianos de los distintos lugares y las personas que participan en los diversos ámbitos apostólicos y pastorales. La sinodalidad, este camino conjunto, no se reduce a responder a algunas consultas, en nuestro contexto más próximo, a lo largo del sexenio han sido y son muchas las personas implicadas en la vida de la institución claretiana y sus obras, especialmente las educativas, asumiendo responsabilidades en su animación, gestión y propuestas de actuación.

William Shakespeare afirmaba que “estamos hechos de la misma materia de los sueños”. Es la energía que impulsa y hace avanzar a la humanidad. Para poder mirar ilusionados el futuro necesitamos cierta sensibilidad que nos permita interpretar los signos de nuestra realidad que Dios nos ofrece y los anhelos de nuestro mundo educativo y, desde ahí, soñar.



Bien es cierto que los siete sueños que articulan el documento del XXVI Capítulo son transversales a todas las actividades y obras de los claretianos, pero el número cuatro podemos sentirlo más directamente vinculado al mundo educativo:

 

“Soñamos una Congregación audaz e itinerante que, enviada por el Espíritu del Señor, sale hacia las periferias, se acerca a los jóvenes, camina con ellos y los anima a responder a la llamada de Dios.” (nº 63)

Se traduce en planes, diseños, que procurarán que se vuelvan realizables y tangibles. El mismo documento recoge estas afirmaciones en un presente que nos sitúa en nuestro punto de llegada en el año 2027: “Entre los jóvenes y niños actuamos sin prejuicios, abiertos a su novedad y valores y a sus sueños de una humanidad mejor. Prestamos atención prioritaria a la niñez y juventud empobrecida. Les ofrecemos el testimonio de nuestra vida y un ambiente seguro en el que crecen libres y felices. (nº 64,c) y continúa diciendo: ”Hemos impulsado nuestras instituciones educativas como plataforma privilegiada para salir al encuentro de los jóvenes y de muchas personas sin otras oportunidades formativas. Las atendemos en sus necesidades individuales, sociales y espirituales.” (nº 64,d)

Todo ello se expresa en un compromiso concreto: “Velar por que nuestras instituciones educativas sean centros de calidad que, en colaboración con las familias, cuiden con esmero la formación en valores, la transmisión de la luz del Evangelio y la atención a los más vulnerables. Crearemos entornos seguros para que niños, adolescentes y jóvenes crezcan en libertad y responsabilidad. (nº 69)

Alguien podrá citar a los clásicos, en este caso españoles, “toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son”. Cierto que los sueños pueden quedarse en quimeras, en ocurrencias fantasiosas e ingenuas. Ser una mera declaración de buenas intenciones.

Actuamos desde el convencimiento de que los sueños nos están hablando de lo que está por venir, aspiraciones que nacen del compromiso personal y comunitario porque junto con los sueños identificamos en nuestros colegios muchas semillas de vida. Sin pretender realizar una enumeración exhaustiva, semillas de vida son los esfuerzos por la personalización, la adecuación de las metodologías para favorecer la centralidad del alumno, las realidades de inclusión que podemos descubrir en nuestras aulas, así como las acciones que nos hablan del cuidado integral de niños y jóvenes, la búsqueda de sinergias de toda la comunidad educativa donde las familias tienen un papel cada vez más relevante. La creación de espacios seguros dotándonos de protocolos, formándonos y sensibilizándonos sobre este tema a los que formamos el conjunto del colegio son también semillas de vida.



Confiamos que estos sueños sean compartidos por muchos y que desde el compromiso personal y colectivo podamos construir una nueva realidad colegial. Decía Jorge Luis Borges que “el verbo leer, como el verbo amar y el verbo soñar, no soporta el modo imperativo” ¿Te animas a caminar juntos?

Adolfo Lamata Muyo, cmf

Provincial de los Misioneros Claretianos de la Provincia de Santiago

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