EL ARMA MÁS PODEROSA
DEL MUNDO
Nelson Mandela dijo en una ocasión: “la educación es el arma más
poderosa para cambiar el mundo”. De alguna manera ese debería
ser el objetivo de cada uno de los maestros de las diferentes escuelas del
mundo, convertir a nuestros alumnos en ciudadanos que mejoren la sociedad que
tenemos en la actualidad. Seres autónomos, solidarios, preocupados con el medio
ambiente y con un espíritu crítico para convertir nuestro entorno de dentro de
30 años en uno mejor.
El COVID19 creo que nos ha puesto a todos en nuestro lugar y ojalá
en nuestra disciplina haya servido para recapacitar y reflexionar sobre lo
verdaderamente importante.
Los profesores hemos pasado a lo largo de este periodo por
diferentes etapas:
La primera una fase de saturación por múltiples aspectos. Entre ellos
podemos destacar el exceso de trabajo, la inseguridad por el tiempo que esto
iba a durar y la preocupación por la brecha digital que gran parte del
profesorado, alumnado y familias sufren. Con esta brecha digital no me refiero
a la falta de medios de algunas familias, que también, me refiero a la falta de
formación para darle sentido desde la distancia a nuestro trabajo. Una fase en
la que reinaba una preocupación excesiva por cómo hacer llegar las tareas a los
alumnos, cómo usar la tecnología que nuestros centros ponían a nuestra
disposición, o cómo las familias iban a responder a todos estos retos.
En mi caso algunas de estas preocupaciones no existían, pero
existía otra no menos importante: ¿Cómo poder ayudar al resto de compañeros a
superar esta brecha digital de la manera menos traumática posible? Una
reflexión parecida a la que en su día planteó el exjugador de los Lakers, Magic
Johnson: “No te preguntes qué pueden
hacer tus compañeros por ti, pregúntate que puedes hacer tú por tus compañeros”
Esto se tradujo en horas de creación de tutoriales, llamadas de
socorro de profesores, orientaciones sobre apps
que pudiesen dar sentido a nuestro trabajo a nivel organizativo y práctico,
conversaciones con maestros y miembros del equipo directivo… Una etapa dura
pero reconfortante al ver como muchos compañeros conseguían en apenas unas
semanas aquello a lo que no le habían prestado atención durante años.
En segundo lugar vino la fase de reflexión. Para mí
esta es la fase más necesaria. Una fase en la que se piensa en el alumnado, que
al fin y al cabo, siempre debe ser el protagonista. Una etapa en la que nos
damos cuenta que la diversidad de situaciones de nuestras familias es muy
desigual. Unas familias que viven saturadas por su trabajo o falta del mismo,
por la incertidumbre e incluso en algunos casos por la enfermedad de alguno de
sus miembros.
Una etapa siempre necesaria y en la que la labor del profesorado
fue la de unirse, la de coordinarse; aspectos que a veces nos cuestan tanto a
los maestros. Un momento para centrarnos en los niños, de ser flexibles, de
pensar en las emociones y en lo verdaderamente importante en este momento.
Momento para recapacitar sobre la evaluación y como ésta pierde sentido en el
momento en el que no les tenemos cerca para ver su evolución diaria.
En mi nivel se tradujo en la creación de un proyecto
interdisciplinar en el que los alumnos tratan de salvar a los diferentes
personajes de Disney a través de retos competenciales que les hacen pasar
misiones y conseguir insignias. Un trabajo que nos lleva mucho tiempo pero que
creemos que merece la pena porque nuestros alumnos se ven motivados, activos e
inmersos en su propio proceso de aprendizaje.
También se trabajó el aspecto emocional a través de
videoconferencias diarias o semanales con los alumnos para que ellos nos
sintiesen cerca y entendiesen que lo académico quedaba en un segundo
plano.
a tercera fase es la que más incertidumbre me despierta.
Podríamos llamarla la fase del aprovechamiento. Tendrá que ver con el poso que
quedará cuando todo esto haya pasado. Se traducirá en ver si esta situación nos
hará plantearnos las necesidades de formarnos en la competencia digital, en la
obligación de trabajar más en equipo (sin que nadie viaje gratis) y de ver las
posibilidades que todas estas plataformas, apps
o recursos nos pueden aportar en el futuro.
La tecnología ha venido para quedarse porque forma parte de
nuestro día a día pero lo realmente importante es la Buena Pedagogía. En la
medida en que seamos capaces de integrar estos dos aspectos lograremos el pleno
rendimiento y formación de alumnos preparados para el futuro.
Es difícil cambiar el concepto que las personas tienen de la
profesión docente y del mundo de la educación. Resulta complicado cuando muchas
de las familias han vivido un entorno educativo muy diferente en el que primaba
la memorización, y lo social y emocional quedaba en un tercer o cuarto plano.
En mi opinión este es un momento propicio para hacer ver que la
cercanía, la empatía y el trabajo de las emociones es fundamental en nuestras
aulas. Un momento para reflexionar si aprender debe estar por encima del
aprobar. Y una etapa para entender que sacar el máximo rendimiento de cada uno
de nuestros alumnos sólo lo podemos lograr cambiando nuestro rol tradicional en
el aula y entendiendo que la diversidad de individualidades no puede ser
tratada de una manera idéntica. Una fase para plantearse si lo realmente
importante en el mundo educativo es el producto o el proceso (implicación,
trabajo, esfuerzo, valores, sacrificio…)
Si el COVID19 sirve para todo esto, habrá merecido la pena el
esfuerzo realizado por todos los agentes del mundo educativo. Si no somos
capaces de aprovecharlo, habrá sido una verdadera pena.
¿Seremos capaces de dar estos pasos?
Ojalá… y así se convertirá en el arma más poderosa del mundo.
Marcos Ordiales, profesor de Educación Primaria
CODEMA Gijón
Enhorabuena por tu artículo, creo en tus palabras. La educación es un proceso,no un resultado. Pienso que debe estar orientada a que nuestros niños, nuestros líderes futuros, aprendan a pensar en sí mismos, a sentir y a actuar para mejorarse y mejorar a los demás. Ellos son nuestro futuro y es nuestra responsabilidad enseñarles a ser los dueños de sus pensamientos, emociones y acciones. Por eso la educación es el arma más poderosa que hay, porque es la llave para la verdadera transformación personal y social. Muchas gracias por compartir tus ideas.
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