Mi prima, profesora de Ciencias en ESO, me
dice que lo que más echa de menos de este confinamiento es su pizarra con tiza
y ver las caras de sus adolescentes… evidentemente mi respuesta es rápida:
“¡Te regalo dos!”.
Soy madre de tres hijos y a la hora de
sobrellevar esta situación de confinamiento y “teledocencia” excepcional, la estrategia a seguir es completamente
diferente con cada uno de ellos.
El mayor, 16 años, diagnosticado de TDAH
con impulsividad, estudia TECO de Grado Medio ya que decidimos (con gran
acierto, según hemos ido viendo) que era mejor que no hiciera bachillerato y
eligiera un módulo puramente práctico y al aire libre... menudo momento. Debido
a su temario en sí, es complicado sustituirlo por clases on line, así que me paso los días insistiéndole en la importancia
de hacer algún curso de inglés, de ofimática o cualquier otro que pueda serle
útil más allá de la “Play” que, por cierto, no es precisamente la mejor
actividad para controlar su impulsividad.
El mediano, 14 años, en plena adolescencia
y terminando 3º ESO, curso complicado en sí mismo por el propio temario y por
tener que elegir el itinerario académico. A pesar de ello, creo que la “teledocencia”
está resultando un éxito a todos los niveles.
Desde el día 11 de marzo los chavales están
“ON-LINE” en el más literal y estricto significado de la palabra... “EN
LÍNEA-CONECTADOS”. Es verdad que tanto los alumnos como las familias ya
teníamos la plataforma Educamos completamente integrada en nuestro día a
día y creo que, gracias a esto, el salto tecnológico ha sido mucho
más fácil que para otras comunidades... bueno y, por supuesto, al gran esfuerzo de los profesores
que, con sus numerosas “horas extras” de preparación de tareas, evaluación y
seguimiento personalizado, no están dejando que nuestros hijos se
“olviden” del colegio y del curso.
Por otra parte, esta situación excepcional
les ayuda a un aprendizaje distinto, pero quizás más completo, que
lo que se hubiera conseguido si todo hubiera seguido su curso. Por
ejemplo:
- A la vista de la progresión de estas semanas, parece que se abordarán la mayoría de los contenidos esenciales previstos.
- Este nuevo sistema le obliga (y lo necesita mucho…) a organizarse y planificar agenda, tareas, entregas, etc.
- Está aprendiendo, sin apenas darse cuenta, informática en general, ofimática ¡e incluso de mecanografía!
- Se ha visto obligado a hacer en muy poco tiempo un estudio detallado y evaluación de todas las herramientas y aplicaciones de comunicación digital para pasar tiempo con los amigos.
- Tiene una oportunidad inmejorable para fomentar el trabajo en equipo, la colaboración y la cooperación, que es lo que van a encontrar en el mercado laboral.

Por último, la pequeña: 8 años, 3º Primaria.
Por una parte, es, de los tres hermanos, la que más atención y apoyo necesita,
pero por otra, cuando me agobio porque no hemos mandado la ficha realizada o no
nos podemos conectar a la “reunión” de la clase, intento recordar que lo más importante a esta edad es que los niños no pierdan la motivación y tengan
interés por aprender, leer, escribir, dibujar, etc. y que lo que no aprenda
este año ya lo recuperará al año que viene.
Es verdad que es complicado el compaginar
el homeschooling y el “teletrabajo”, pero en los momentos de agobio creo
que es importante cambiar el punto de vista y valorar que somos muy afortunados los que en estas circunstancias
aún podemos “teletrabajar”.
Agradezco especialmente el trabajo que han
hecho los profesores, que se han tenido que reinventar de un día para
otro, para, entre otras cosas, ayudar a nuestros hijos -tanto académica
como emocionalmente- desde la distancia a sobrellevar esta situación
tan triste que nos está tocando vivir, todo ello sin someternos a una
presión innecesaria, sino transmitiéndonos en todo momento su comprensión y
confiando en que cada una de las familias hace todo lo que puede.
¡MUCHAS GRACIAS!
Esther Valero
Madre del colegio Claret de Madrid
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