martes, 14 de octubre de 2025

Educamos acompañando

 Un ser humano está hecho de tal manera que no se realiza, no se desarrolla ni puede encontrar su plenitud «si no es en la entrega sincera de sí mismo a los demás» (Fratelli tutti, 87)


Antonio vivía en el número 6 de la calle Luis Fenollet, en nuestro querido barrio de la Fuensanta, a dos minutos escasos de nuestro colegio. Hacía ya muchos años que vivía solo: se divorció y fue perdiendo contacto también con sus dos hijos. Sus vecinos habían dejado de verlo. Pensaban que se había ido a una residencia, pues el hombre estaba ya mayor. Los recibos seguía pagándolos fielmente.

Con las lluvias de estos días, a la vecina de abajo comenzó a formársele una gotera. Su hijo avisó a los servicios públicos pues estaba convencido de que Antonio ya no vivía allí y tampoco tenían un teléfono ni una dirección donde localizarle. Cuando los bomberos entraron en su casa, encontraron a Antonio muerto en su habitación, bueno, quizás es más exacto decir que encontraron el esqueleto de Antonio: llevaba 15 años muerto. Estaba vestido, sobre su cama. Nadie le había echado de menos en todo este tiempo. Antonio murió solo, sin nadie que le acompañara, sin nadie que le llorara, sin nadie que le echara de menos.

No puedo por menos que sobrecogerme al escuchar esta historia en las noticias y, como me pasa tantas veces, la llevo al terreno conocido, a mis alumnos, a mis personas cercanas.

Fuente: San Juan de Dios
Venimos haciéndolo desde siempre, porque está en nuestro ADN de educadores, pero en el Modelo Pedagógico que acabamos de estrenar, dos de nuestras líneas de acción se centran en el acompañamiento: a las familias y a nuestros alumnos. Acompañamos porque sabemos que lo nuestro va mucho más allá de lo meramente académico. Acompañamos porque estamos convencidos de lo esencial de generar y cuidar los vínculos. Por eso, queremos crear lazos, tejer red, entre nuestros alumnos, con ellos, con sus familias para fomentar el sentido de pertenencia, el saberse y sentirse importante para alguien, querido y cuidado. Y lo hacemos no solo pensando en el presente, sino también, con la esperanza de que quien crece rodeado y sostenido por vínculos sanos, será el día de mañana un adulto sensible y capaz de vincularse y cuidar a quienes tiene a su alrededor.

Cuando termino de escribir este texto, escucho que la Fundación San Juan de Dios, está llevando a cabo en esta semana una campaña de sensibilización contra la soledad no deseada. No creo en las casualidades… algunos las llaman “Dios-idades”.

Lamentablemente las cifras oficiales hablan de un número cada vez mayor de personas que viven solas, que sufren la “soledad no deseada”. Quizás la historia de Antonio sea un caso extremo, pero ojalá nosotros sepamos hacernos cercanos a quienes están solos, generar vínculos, tejer red, para que nadie tenga que irse de este mundo como se fue Antonio. Y ojalá sepamos sembrar en nuestros alumnos esa semilla, para que la red de cuidado mutuo sea cada día más amplia.

Hoy, Antonio, yo rezaré por ti.

 

Paula Merelo Romojaro

Claret Madrid

Equipo Pedagógico Provincial

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